Este es mi segundo artículo, después del primero que fue mi presentación, y el tema del mismo, no podía ser otro, que algo que considero esencial en todos mis ámbitos de vida, y espero que, en gran parte, vosotros también: «La salud».
En este artículo trataré de aportaros, desde mi punto de vista, claridad sobre la noción de salud. Esa palabra que todo el mundo usa habitualmente pero cuyo alcance y trascendencia no se suele tener muy presente. Espero que cuando terminéis de leerlo, o escucharlo, comprendáis lo que representa y su verdadero significado, más allá de su definición.
¡¡Vamos entonces!!
¿Sabéis lo primero que solemos hacer cuando nos encontramos con otra persona?. Pues, saludarla. Y en sus orígenes remotos, ese término hacía referencia a desearle lo mejor. Y concretamente no era que le deseáramos, a esa persona, mucho dinero, muchas propiedades, mucha fama o mucho amor. Le deseábamos “Salud”. ¿A que nunca habíais reparado en ello?.
Ahora la cuestión es saber a que nos referimos con término de “salud”.
Pues, la palabra salud, desde siempre se ha asociado a la «ausencia de enfermedad”. De hecho se ha definido de esa manera. Pero el hecho de definir un término como la ausencia de su contrario creo que no es muy buena estrategia, porque solo nos puede informar de lo que no es. Aún así, esta simple concepción del la salud tiene una ventaja: es muy objetiva. Vas al médico. Te hacen unas pruebas para detectar si tienes alguna enfermedad o alguna dolencia. No detectan nada. Pues entonces, es que tienes salud.
Pero la salud es algo más. Y los expertos de la OMS, la organización mundial de la salud, así lo quisieron expresar cuando enunciaron que la salud debe hacer referencia a “un estado de bienestar físico, psíquico y social, no solo a la ausencia de enfermedad”. De esta manera, la salud pasó a ser un término muy amplio que se relaciona con todas las dimensiones de la persona. Y se relaciona también, de forma muy íntima, con la palabra “bienestar”. Incluso, y desde mi punto de vista, también con la palabra “felicidad”, porque, al menos yo, asocio la felicidad a un estado de bienestar a todos los niveles. Y ¿vosotros?..
Pues, a nivel oficial, esto es lo que es la salud.
Pero ahora me gustaría explicaros lo que entiendo yo por salud, que puede que muchos compartáis. Pero no me voy a atrever a concretizar lo que es hasta explicaros unas cuantas cosas antes, ya que no se puede entender lo que es salud si no se comprende, o no se tiene una visión algo clara, de aquello a lo que se le aplica el término, o sea, de la propia persona.
Así que, con toda la humildad del mundo, me voy a meter en una tarea que, a lo largo de muchos años, científicos, filósofos y otras personas reputadas han estado inmersos. Os voy a mostrar mi idea de lo que somos y como funcionamos. Y esta idea os la voy intentar explicar de una forma muy constructiva y racional. Espero que la entendáis fácilmente.
Lo primero que necesitamos para emprender este camino, es lo mismo que necesitaban los exploradores en busca de nuevas tierras: ¡un mapa! En este caso lo que necesitaríamos concretamente es, lo que se denomina como, un mapa o modelo mental. O sea, un esquema de lo que pretendemos abarcar para poder comprenderlo mejor. Siempre teniendo en cuenta, que como decía el psicólogo y lingüista Alfred Korzybski: “no debemos confundir el mapa con el territorio”. Pero bueno, yo creo que un mapa es realmente bueno si nos lleva donde queremos ir.
De esta forma vamos a utilizar un modelo mental que he diseñado para esa tarea. Pero antes os quería comentar otro. Otro modelo que, aunque no profundiza en lo que somos, sí deja muy claro la importancia de los pilares que nos sustentan. Se llama el “Modelo del Taburete”.
Modelo del Taburete

Este modelo, aplicado a la salud ya que también hay referencias a él en otros ámbitos, lo descubrí gracias a las muchas menciones que hace al mismo, el gran divulgador de salud, Marcos Vázquez de Fitness Revolucionario. Sobre todo cuando le preguntan: – ¿Qué factor o condicionante de la salud es el más importante?-. A esta pregunta, él suele responder con otra pregunta, diciendo: – ¿Qué pata de un taburete es más importante?-. Y posteriormente explicar el modelo. Modelo que, como su nombre indica, hace referencia a un taburete, de esos de toda la vida. En este caso con tres patas. Este taburete nos representa a nosotros, y cada pata representa uno de los Pilares de la Salud que nos sustenta. Marcos Vázquez, concretamente, nos habla de la pata de la Nutrición, la pata del Ejercicio y la pata del Descanso. Así que este modelo es muy bueno para comprender que todos estos pilares son de igual importancia, ya que el taburete no se podrá sostener si no se mantienen adecuadamente todas sus patas de una forma proporcional.
A mí esto me resulto fantástico. Tremendamente visual y educativo. Así que quise profundizar en él, ya que veía la posibilidad de completarlo.
Lo primero que hice, con el permiso de su creador, fue cambiar algunas cosas en las patas, en los pilares de la salud. A la pata del ejercicio, la llamé Movimiento, con la idea de tener una concepción más amplia del término, y la junté con la pata del Descanso, ya que entiendo que las dos están muy interrelacionadas. Como se suele decir, son las dos caras de una misma moneda. Por otra parte, seguí manteniendo la pata de la Nutrición, y añadí una nueva, para completar las tres: La Mentalidad.
Después, lo que hice, fue incluí unas líneas en forma de aureola que salen del taburete, intentando representar todos los factores de interacción con el entorno que condicionan enormemente lo que somos. Y en este punto me surgió una duda. Quería resaltar uno de esos factores del entorno que creo unos de los más condicionantes: “Las relaciones humanas”, o sea las relaciones de distinto tipo que establecemos con otras personas. ¿Y cómo hacerlo?. Pues se me ocurrió que, esas relaciones, podrían representar el suelo donde se sustenta todo, de forma que si ese suelo es inestable hará inestable la estructura que está por encima. De la misma forma que un taburete es inestable en un suelo irregular.
Y por último, se me ocurrió que, el modelo del taburete de tres patas me daba pie a introducir algo que considero de gran importancia, unos refuerzos que mantengan sólida toda la estructura. Y que mejor refuerzo que una buena «educación».
Hasta aquí una pequeña descripción de un modelo que creía necesario explicar. Pero ahora os voy a explicar el otro modelo: «El Modelo de la Flor», en donde sí profundizaremos en lo que somos. Deciros que este modelo es un invento propio. Resultado de dedicar mucho tiempo a indagar y profundizar en busca de unos principios que le den coherencia a todo. Así que dudo que encontréis alguna referencia sobre él mismo.
Como me gustaría explicároslo muy bien, necesitamos previamente tener una cosa clara : La noción de sistema, los tipos de sistemas y sus características más importantes .
¡No os asustéis!. Prometo explicarlo de una forma muy sencilla y, hasta amena.
Sistemas: Tipos y Características
Os habéis dado cuenta que todo lo que hay en el mundo, o más aún, en todo el universo, básicamente ser puede reducir a dos tipos de cosas:
«Objetos y seres. Y nada más».
Y lo curioso es que intuitivamente sabemos que cosa pertenece a uno u otro grupo. Por ejemplo: una vaca (ser), una piedra (objeto), un lápiz (objeto), una hormiga (ser), yo (ser), tú (ser),…. y así podemos asignar a uno u otro grupo todo lo que hay.
Pero entonces ¿Qué diferencia hay entre los objetos y los seres?. Pues, podríamos decir que es la vida. Pues unos la tienen y otros no. Pero la diferencia en la que quiero que os fijéis es que, estos dos tipos de cosas, están constituidos por dos tipos de sistemas diferentes: Los objetos por sistemas cerrados y los seres por sistemas abiertos.
Pero claro, aún no os he dicho lo que entendemos por sistema. Pues bien, os cuento lo que entiendo yo por sistema. Un sistema lo podemos definir, de una forma muy básica, como un conjunto de elementos, o mejor dicho, de partes, que se organizan y se relacionan para desarrollar una función. ¡Fácil¡, ¿verdad?. Y en la forma de organizarse y relacionarse esas partes, unas con otras, hacen que ese conjunto adopte una cierta forma o “Estructura”.
Un ejemplo muy facilito: «Una mesa». Una mesa consta de unos elementos. Básicamente: unas patas y una superficie plana. Las patas se relacionan entre ellas y con la superficie plana, de forma que se sitúan debajo de la superficie, a cierta distancia unas de otras, y a la misma altura. Adoptando todo el conjunto, una determinada Forma o Estructura (mesa pequeña, mesa alta, mesa grande…lo que sea) y todo para eso para cumplir una función, que por regla general es el poder colocar objetos a cierta distancia del suelo.
Ese fue un ejemplo de un sistema muy simple. Pero por general las cosas están formadas por partes, que constituyen por sí solas un propio sistema. Por ejemplo, un reloj está formado por diferentes piezas, entre ellas unas rudas dentadas, en las que se pueden aprciar diferentes partes como radios y dientes para realizar una función parcial, que puede ser mover otras piezas, para que así, en conjunto, el reloj pueda realizar una función general: medir paso del tiempo. Por esto podemos considerar que el reloj está formado por un sistema de sistemas.
De la misma forma que en este ejemplo, «yo» o «tú» o cualquier otro ser, como veremos, somos un sistema de sistemas, donde cada una de las partes es, a la vez, un complejo sistema, que aún tiene sistemas más complejos en su interior.
Creo que es ahora cuando podemos abordar la diferencia entre los objetos, como el reloj, y los seres, como nosotros. O sea la diferencia entre sistemas cerrados y sistemas abiertos.
En los sistemas cerrados, sus elementos permanecen estáticos, inmóviles, inmutables si sobre ellos no actúa ninguna fuerza que los altere. Más allá de sus átomos todo es quietud. Y se les denomina cerrados porque para mantener su estructura no necesitan ni materia ni energía. O sea, no necesitan ningún intercambio con el entorno, y permanecen siempre igual si no son alterados por algo externo. Los relojes se mueven porque alguna fuerza los puso en marcha, pero cuando termina la aplicación de la misma y la inercia que puede dejar, tienden a pararse. Las piedras se erosionan por que actúan sobre ellas agentes atmosféricos, o de otro tipo. Si no actuasen, las piedras siempre permanecerían igual, de la misma forma que sigue intacta en el polvo de la luna, la huella del primer astronauta desde ya hace más de 50 años.
Por otra parte, los sistemas abiertos, son los sistemas que representan a todos los seres. Los seres biológicos. En donde las partes, los elementos de estos sistemas, están en continuo movimiento, intercambiando materia y energía con el exterior. De hecho la estabilidad de estos sistemas depende de ese intercambio. Por ejemplo, nosotros, a través de, por un lado la comida que ingerimos o el aire que respiramos y por el otro los desechos que excretamos y el aire exhalado o el sudor, estamos continuamente reciclando todas nuestras partes y también utilizando parte de esa materia para producir energía para el movimiento o el mantenimiento de la vida. En los sistemas abiertos todo es movimiento. Pero hemos de tener una cosa en cuenta. Algo fascinante. La materia, los átomos, que forma parte de todos los seres, es la misma que forma parte de todos los objetos. De hecho cuando morimos, la materia que nos constituye no desaparece, pasa a ser parte de algún objeto, del suelo, de una piedra,… y con él tiempo es muy posible que esa misma materia, que formaba parte de nosotros, sea asimilada por otro ser para formar parte de él y de su vida .
Los sistemas abiertos, de los que estamos hechos los seres, serán en los que nos centraremos. Y estos sistemas tienen dos características de enorme importancia:
– La primera es la «Complejidad». Los seres son tremendamente complejos. ¿Y a que se refiere esa complejidad?. Os pondré un ejemplo. En un reloj, un sistema cerrado como vimos, una pieza, por lo general, interacciona con otra pieza para desarrollar su función. En los seres, cada una de las partes suele interaccionar con multitud, con infinidad de otras partes, de forma que cualquier modificación, por ínfima que sea, de alguna manera, repercutirá en el resto. Este es el motivo de porque hacer ciencia en lo que respecta a los sistemas cerrados, en los objetos, suele ser muy preciso. Pero en los sistemas abiertos, no tanto. En los objetos, se puede tener un control casi el total de todos los factores que los afectan, pero en los seres, es tal la complejidad de factores que inciden en ellos que la ciencia, por lo general, lo máximo que puede hacer es predecir una probabilidad, que en muchos casos no es poco, pero en otros si lo es. Así, como ejemplo os diré, que si le das un golpecito a una piedra, podréis saber, con toda seguridad, lo que va a pasar, aquí y en cualquier lugar del mundo. Dadle un golpecito a una persona y veréis que su respuesta será toda una incertidumbre: uno no se inmutará, otro se lo tomará a risa y puede que otro se lo tome mal y encima os devuelva el golpecito multiplicado por diez.
– Y la segunda característica maravillosa que tienen los seres, y que les añade aún más complejidad, es la «Adaptación». Como sistemas abiertos interactuamos con el entorno, recibiendo materia y energía, y así producimos movimiento, nos renovamos y emitimos también materia. Podemos considerar estos procesos como «señales o estímulos». Pero resulta que las partes no se renovarán siempre igual, la estructura de las mismas cambiará en función de las características del propio estímulo. Este es el motivo de porque nuestros músculos se hacen más grandes y fuertes cuando entrenamos, y más pequeños y débiles cuando no. O porque la piel se oscurece cuando la exponemos regularmente al sol, y se blanquea cuando no lo hacemos. Nos adaptamos al estímulo para poder funcionar de la mejor manera. Y esto no le pasa a un reloj, ni a ningún objeto.
Modelo de la Flor
Ahora sí, con toda esta información inicial, en donde ya tenemos la concepción de nosotros mismos como un sistema de sistemas, abiertos, complejos y adaptativos, creo que estamos en predisposición de adentrarnos en el mapa que os he propuesto: “El modelo de la flor”.

Así que, aquí tenéis esta bonita flor, de tres pétalos, con un tallo peculiar, y con una aureola de interacción a su alrededor. De hecho estos elementos vienen a representar lo mismo que en el modelo del taburete, pero hay algo más. En el centro de la flor, a través de unas serié de círculos está representado, quizá lo más importante: “cada uno de nosotros”, como seres humanos.
Os tengo que decir que este modelo, en principio no fue una flor, sino un esquema más complejo, que una vez acabado, resulta que tenía forma de flor. Así que lo adapté dotarlo de esa apariencia.

Ahora lo que os quería explicar es lo que representan esos círculos, que como ya podéis deducir, no pueden representar otra cosa más que sistemas.
El círculo exterior, contiene todo lo que somos. Todo lo que hay desde el punto más externo de la piel hacia dentro: un sistema de sistemas, muy complejo en donde todo está interrelacionado.

Pero dentro de este sistema que somos podemos distinguir un primer subsistema, aunque le llamaremos también sistema. Es aquél que en definitiva posibilita la acción última para desarrollar todas las finalidades: «el movimiento».

Así, tenemos un Sistema Locomotor, constituido por un conjunto de palancas unidas entre ellas y movidas por la acción de una fuerza motriz. Las palancas son los huesos, las uniones entre ellas son las articulaciones, y la fuerza motriz la generan las estructuras que llamamos músculos.
¡Fijaos en algo que quizá nunca habéis reparado en ello!.
Todo ese sistema es lo que configura primordialmente nuestra forma humana, y es así porque fue la más efectiva para desarrollar el movimiento que utilizábamos prioritariamente, en la búsqueda del alimento en el entorno en que vivíamos. Si el alimento lo hubiéramos conseguido de una forma más fácil, como, por ejemplo lo consigue una planta, nuestra forma sería totalmente diferente.
El movimiento, es el último desencadenante para poder conseguir ese condicionante natural básico, que parece estar escrito en los genes de todos los seres vivos: la supervivencia, como individuos, pero también como especie, a través de la reproducción. Nos movemos para comer y reproducirnos, y comemos para movernos y reproducirnos, y en este ciclo constante hemos evolucionado.
El sistema locomotor, y nuestro sistema global, necesita de otros sistemas para funcionar. Así también es necesario, un Sistema Circulatorio, que está formado por una serie de vasos, sanguíneos y linfáticos, encargados de transportar sustancias con una determinada función que llegan a todas las partes del cuerpo.

Necesitamos un Sistema Digestivo, que se encarga de transformar la materia, el alimento que conseguimos, para que entre dentro de nuestro cuerpo y la podamos utilizar.

Necesitamos también un Sistema Excretor, encargado de expulsar la materia que ya no hace falta al exterior.

Necesitamos un Sistema Respiratorio, a través del cual se incorpora al organismo el oxígeno, que interviene en reacciones para conseguir energía, y se desecha dióxido de carbono, que surge como resultado de dichas reacciones.

También, tenemos un Sistema Reproductor, un conjunto de estructuras cuya función última es transmitir los genes a otra generación.

Estos, quizá, son los grandes sistemas que dan estructura y forma a nuestro cuerpo. Pero también encontramos otros sistemas con funciones esenciales para la supervivencia.
Así tenemos un Sistema Inmune, encargado de todo lo que se refiere a la protección y a la reconstrucción cuando se sufre algún daño. Dentro del mismo encontramos estructuras que van desde la propia piel a células y moléculas especializadas, localizadas por todos lugares del cuerpo, pero en mayor medida, como los ejércitos de un país en guerra, en aquellos lugares en donde es más probable que suframos ataques, en zonas próximas al contacto con todo lo externo.

Pero sin duda, el sistema más complejo y fascinante de todos es el Sistema Nervioso. El sistema que regula el funcionamiento de casi todo. Encargado de recibir información de distinto tipo, procesarla y elaborar una respuesta poniendo en funcionamiento el resto de sistemas, entre ellos el sistema locomotor. Y lo hace de una forma fascinante: Con los instintos, estableciendo unos protocolos de respuesta automática o casi automática ante distintos estímulos, como por ejemplo cuando apartamos la mano al sentir algo muy caliente sobre ella. Y también el Sistema Nervioso utiliza, para dar muchas respuestas algo aún más fascinante: Las emociones.

Es a través de las emociones que el Sistema Nervioso hace que sintamos hambre para que vayamos en busca de alimentos. Que tengamos sed para ir en busca de agua. Que entremos en celo para ir en busca de pareja y aparearnos. Las emociones son cada vez más complejas a medida que avanzamos en la escala evolutiva, y de momento, creo que es la característica que más nos diferencia con la inteligencia artificial.
Muchas veces, el sistema nervioso, como intermediario en la respuesta, utiliza a otro sistema: el Sistema Endocrino. Un conjunto de estructuras moleculares (hormonas y otros factores), que se originan en distintos glándulas u órganos, y causan distintos efectos cuando se unen a su receptor en otras partes del cuerpo.

Pues bien, estos son los «sistemas corporales» a los que se suele hacer referencia para organizar y comprender el funcionamiento de nuestro organismo. Pero, desde mi punto de vista, creo que tenemos que añadir alguno más.
En los últimos años se ha descubierto que algo a lo que no se le prestaba mucha atención, y resulta que desarrolla funciones de gran importancia para el organismo. Es La Microbiota. El conjunto de microorganismos que se encuentran en nuestro interior, que en su mayor parte son bacterias, y que, aunque tradicionalmente se consideraban como parásitos o organismos patógenos, ahora se está demostrando que, en gran medida, vivimos en simbiosis con ellos. Les proporcionamos alimento y ellos nos proporcionan nutrientes necesarios y nos defienden de otros microorganismos perjudiciales


También tenemos que decir, que podríamos considerar en el organismo otro tipo de sistemas, como son los Sistemas Homeostáticos: Aquellos que mantienen el organismo en un cierto equilibrio, como por ejemplo el que regula la temperatura, el ph, la glucosa, etc. También podríamos hablar de todo un fascinante Sistema Bioenergético, cuya función es producir una molécula que se llama ATP que es la que utiliza como «moneda de cambio» para desarrollar cualquier función que requiera energía. O también podríamos hablar del Sistema del Sueño y Ritmos Circadiano, que engloba todas esas estructuras y procesos que se implican el mantenimiento de los ritmos biológicos que, cada vez más, se está comprobando que son de enorme importancia en el ser humano.
Bueno, hasta aquí, los sistemas corporales más importantes. Pero más importantes en una rana, en un perro, en un león, en un grillo y en la mayor parte de seres animales. Pero en el ser humano, en algún momento de su evolución, pasó algo. En realidad no fue un momento, fue un proceso, pero muy rápido en términos evolutivos. Su sistema nervioso evolucionó creando nuevas estructuras configurándose todo un Sistema Mental que lo capacitó para tomar conciencia de sí mismo y de su entorno.

Con este Sistema Mental, el ser humano empezó a cuestionarse todo, empezó a razonar y, lo que fue totalmente trascendental, adquirió la «capacidad de decidir«, para bien o para mal, sobre sus acciones, que ya no solo eran consecuencia de sus instintos o emociones. Empezó a relacionarse con otros seres, cooperando para alcanzar de forma conjunta sus objetivos como individuos y como especie, y esto trajo consigo una configuración de su cerebro muy compleja. Y de esta forma el ser humano cambió el mundo adueñándose de él. Y el resto, es historia.
Pues esto es lo que representan esos círculos del interior de esa flor, de ese mapa que estamos utilizando para comprender lo que somos. Y en este modelo, al igual que el en el Modelo del Taburete, quise añadir los pilares que nos sostienen, esta vez representándolos como pétalos: El pétalo del Movimiento-Descanso, el pétalo de la Nutrición y el de la Mentalidad.


También añadí esa Aureola de Interacción con el Entorno en donde se engloban todos esos factores que nos afectan y condicionan lo que somos, entre ellos, las Relaciones Sociales. Y este modelo con forma de flor, me dio pie a añadir algo de transcendental importancia, un tallo que representa nuestros Genes, esas instrucciones que hay dentro de cada una de nuestras células, que determinan como serán muchas estructuras y funcionalidades, pero solo predisponen para otras, ya que estos genes están interactuando continuamente con todos los factores del entorno.

Pues esto es lo que somos. Al menos desde mi punto de vista. Y como veis nos ha quedado una forma de «flor de salud», que ha pasado a formar parte del logo de mis proyectos de Salud con Coach y de Una Taza de Vida.


Hasta este punto hemos andado un camino, cuyo propósito era tener obtener una noción más clara de lo que es «salud». Pero como todos los buenos caminos, lo verdaderamente importante no será tanto a donde nos llevan, sino lo que hemos aprendido al recorrerlos, en este caso entender desde una nueva perspectiva, llamémosla sistémica, lo qué somos, cómo funcionamos y de que factores depende nuestro funcionamiento.
Pero como el propósito era aclarar el significado del término salud, más allá de esos criterios de ausencia de enfermedad y bienestar integral, os expongo mi noción de salud acorde con lo que hemos desarrollado.
Para mí:
“La salud, no es un término dicotómico, de todo o nada, sino que debe reflejar un cierto nivel de funcionamiento general, que suele traer también consigo, un cierto nivel de bienestar. Este funcionamiento general, vendrá determinado por el funcionamiento de los sistemas y subsistemas corporales, interrelacionados entre ellos, y determinados, prioritariamente, por la interacción con el entorno”.
Y ahora me gustaría aclarar una cosa más, ya que una vez os he presentado lo que entiendo por salud, a muchos de vosotros, os puede resultar «contradictorio» que la imagen de portada de este artículo sea una foto de Pablo Ráez con su clásico gesto de «siempre fuerte». A veces, muchas veces, puede resultar paradójico que el nivel de funcionamiento general y nivel de bienestar no se correlacionan. Pablo Ráez fue un ejemplo de ello. Diagnosticado de Leucemia luchó contra esa enfermedad asumiendo la posibilidad de su fatal desenlace como parte de la vida, mostrando una imagen de entereza en todo momento y ayudando a otras personas a través de campañas para propiciar que aumentaran las donaciones de médula ósea. Eso, al menos para mí, es un ejemplo de «SALUD y VIDA» con mayúsculas, y quería rendirle con esta aparición un pequeño homenaje.
Bueno, y ya no muchos más. Si habéis llegado hasta aquí espero haberos aportado algo de “luz” en relación a lo que es la salud. Y para terminar solo una pequeña reflexión:
Hay una frase muy famosa del Dalay Lama en la que dice: “No entiendo al hombre, pierde su salud para conseguir dinero, y después gasta su dinero intentando recuperar su salud”. Y es que no solemos ser conscientes de que, lo verdaderamente importante en nuestras vidas, no es poseer gran cantidad bienes materiales, o satisfacer esa innata necesidad de prestigio o reconocimiento de otras personas hacia nosotros. Lo verdaderamente importante, nuestro bien más preciado, es nuestro tiempo. “El tiempo vivido con salud”.
Ahora que ya tienes más claro lo que es la salud. ¡¡Cuidadla!!
Gracias.